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Ha estimado que el anuncio del Gobierno no ataca el problema de verdad, el problema lo tenemos hoy y lo vamos a tener también dentro de 40 años
SOCIEDAD/ESPAÑA. El director general de la planta de Opel PSA España, Antonio Cobo, ha manifestado este jueves su «descontento» por el anuncio realizado por el Gobierno de España sobre su intención de prohibir la venta de coches de gasolina y diésel en 2040. Este anuncio «genera incertidumbre», ha lamentado Cobo, para reclamar una transición «ordenada y responsable» hacia los nuevos modelos de movilidad.
En declaraciones a los medios de comunicación, con motivo de su presencia en una jornada sobre movilidad y electrificación en la DS Store en Zaragoza, Cobo ha indicado que esta noticia ha sido «una sorpresa para la industria del automóvil en España en general» y ha expresado su «descontento» y rechazo a la forma en «como se ha planteado».
«La lucha contra el cambio climático es algo que tenemos que asumir todos, pero si miramos todos los sectores industriales sociales, si hay alguien que haya invertido en la lucha contra el cambio climático y la reducción de las emisiones, si hay algún sector que lo ha hecho, ha sido la industria del automóvil», ha defendido Cobo, para recalcar que «no ha habido ningún otro sector en el mundo que en los últimos años haya reducido el 90, 95 o 99 por ciento cualquier tipo de emisión como los vehículos que tenemos hoy».
Además, ha estimado que el anuncio del Gobierno «no ataca el problema de verdad, el problema lo tenemos hoy y lo vamos a tener también dentro de 40 años, pero habría que atacarlo hoy» con una política que ayude en esa transición «ordenada» a un nuevo modelo por el que la industria también está apostando.
En este mismo sentido, Cobo ha resaltado que el Grupo PSA ya está apostando por este nuevo modelo en su planta en Figueruelas (Zaragoza), donde el próximo año se comenzará a fabricar el Corsa eléctrico y ha destacado que este mismo jueves «acabaremos de fabricar el primer Corsa nuevo, hoy es una fecha importante».
Respecto al anuncio realizado por el Gobierno, ha observado que el Parlamento Europeo también está debatiendo sobre los límites de las emisiones para el año 2030 y el Ejecutivo central «ha propuesto ir muy por encima de esos niveles de ambición, se está hablando del 30 o el 40 por ciento de reducción, que es una barbaridad, para los próximos años».
Antonio Cobo ha incidido en que «no hay que olvidar lo que representa la industria del automóvil en España», dado que coches «se seguirán vendiendo de uno o de otro tipo, pero la pregunta que nos tenemos que hacer es qué hacemos para que se sigan fabricando en España, para mí esa es la gran pregunta».
Ha opinado que en este debate «no ayudan comunicaciones y anuncios de este tipo por las incertidumbres que crean» en la industria y en los consumidores, dado que ahora muchas personas se preguntan «qué me compro», ha observado Cobo, al sentenciar que «no se puede crear ese nivel de incertidumbre».
«También hay que ser consciente de algunas otras cosas, como dónde está la tecnología», ha cuestionado, al apuntar que el Grupo PSA «tiene tecnología, vamos a estar preparados, pero tenemos que reconocer que todo el desarrollo de baterías eléctricas viene de otros países».
Por ello, ha reiterado que es necesario, en primer lugar, favorecer una transición para que los clientes puedan apostar por el vehículo eléctrico y, también, apostar por esa tecnología que «de momento no está en Europa, con lo cual parte de la riqueza que hoy en día producimos en Europa, de alguna manera, con coches cien por cien eléctricos y si nada cambiase, se iría fuera de Europa», por lo que «algunos serían un poco menos pobres de lo que son hoy y otros seríamos un poquito menos ricos, eso es una realidad», ha zanjado.
De este modo, el director general de Opel España, ha reclamado al Gobierno de España que «se siente con el sector, que se vean las implicaciones y que volvamos a donde hemos dicho siempre que es a buscar una manera, en forma ordenada y responsable, de hacer esa transición que bien lo necesitamos», ha concluido.
Fuente: El Economista